Esta es una de las maravillosas revelaciones que recibió el apóstol Pablo por el Espíritu Santo. Lo que el apóstol transmite a la iglesia es lo siguiente: que a diferencia de nosotros y nuestras necesidades Dios está por encima de todas ellas y por lo tanto es Todopoderoso porque es sobre todas las cosas ¡Aleluya!
De esto mismo habla Juan el bautista en: Juan 3:31 “El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos.” Y en el verso 35, Juan continúa diciendo: “El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.”
Es importante conocer la transcendencia de estos versículos en relación a nuestra vida cristiana. Por ejemplo Pablo dice que conforme al poder que actúa en nosotros; Dios se manifiesta. Estudiemos la relación de esta afirmación del apóstol Pablo con lo que dijo nuestro Señor Jesucristo en: Juan 14:10 “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.” ¿Se ha dado cuenta de la relación? De la misma manera que el Padre actuaba en Jesús, así mismo actúa por medio del Espíritu Santo en todos los creyentes.
La primera señal que vio Juan el Bautista en Jesús y por ello determinó que el Padre estaba en Él; era por su forma de hablar — Juan 3:31 “El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos.” De la misma manera sucede en la vida de los creyentes. Su forma de hablar los delata como hijos o no de Dios. Más adelante dice Juan que Jesús hablaba así porque tenía la plenitud del Espíritu de Dios. Un Espíritu que Dios no da por medida. Juan 3:34 “Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida.” Y en el siguiente verso antes de que Jesús lo expresara Juan el Bautista tuvo la revelación y dijo: Juan 3:35 “El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.”
Unas palabras que confirmó el Señor en: Mateo 11:27 “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.”
Así que confirmado desde el cielo y en la tierra, Jesús estaba y está por encima de todas aquellas cosas que la humanidad necesita; y no sólo eso sino que es el único que puede y que además quiere suplirlas ¡Gloria al Señor!
Pero esto de que todas las cosas las entregó en mano de su Hijo, ya no hace referencia solamente a Jesús. Aquí la palabra clave del versículo de Juan 3:35, no es “entregó” sino “amó” y por ello “entregó”. El entregar es la manifestación; es la acción que Dios hizo a favor de su Hijo Jesucristo para que toda la creación entendiera que Jesús contaba con toda la aprobación del Padre.
Ahora bien; cuando Jesús vino a la tierra dijo esto a favor de todos los que creían e iban a creer en Su Nombre — Juan 14:21 “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Cuan maravillosa es la Palabra de Dios ¡Aleluya! Esta declaración de Jesús equivale a que ahora nosotros podemos decir al igual que: “Él Padre que mora en nosotros por la fe en Jesús y en la persona del Espíritu Santo es quien hace las obras” ¡Aleluya!
Entendemos entonces que la preeminencia aquí es el amor del Padre; quien otorga a sus hijos e hijas el poder de su Santo Espíritu quien actúa en todos los creyentes. En la carta a los efesios leemos: Efesios 3:17-19 “para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18_ seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19_ y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.”
Así que lo único que cada cristiano debe conocer es el amor de Dios manifestado a su vida por medio de su Hijo Jesucristo, lo cual es lo mismo que decir ¡Conoce el amor de Cristo! Juan 15:9-11 “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10_ Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. 11_ Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.” Cuando conoces el amor de Cristo, entonces estarás lleno de todo lo que es Él y ese conocimiento es el que te hace actuar con confianza en todas las cosas porque sabes que su amor te sostiene, te ayuda, te cuida y opera en tu favor ¡Gloria a Dios!
La plenitud en griego ‘pleroma’ es que está completo. Es aquello que ha sido completado. La palabra describe a un barco con su tripulación y cargamento completos, y una ciudad sin casas vacías. Pleroma enfatiza fuertemente la plenitud y lo completo. Cuando Jesús nos pide que permanezcamos en su amor de la misma manera que él permaneció en el amor del Padre, nos está dando la clave para que el poder de Dios sea manifestado.
Es decir, no dejes que nada te haga dudar de que Dios en verdad te ama. Que Jesús fue a la cruz por ti porque te ama. Que nada de este mundo te haga dudar, desconfiar, olvidar y sacarte del lugar; de la recamara del amor de Dios. Romanos 8:38-39 “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39_ ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Eso es todo lo que debes conocer, esmerarte en conocer y es cuan grande es el amor de Cristo por ti. Amén y amén.
Envíenos su petición de oración y/o comentarios con el siguiente formulario