El Poder De La Palabra Cantada

Salmos 149:4 “Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo;  Hermoseará a los humildes con la salvación.”

En este Salmo podemos ver bien definidos dos grupos. El primero trata de la alabanza y va de los versículos del 1 al 4. El otro grupo establece el juicio contra los enemigos y va de los versículos del 5 al 9.

Así que este Salmo como su título indica es una exhortación a toda la nación de Israel para Alabar a Jehová Dios nuestro. Usted tal vez como creyente diga que usted alaba al Señor que no hay necesidad de que nadie le diga que cante; porque usted canta en la iglesia, en su casa en el trabajo, mientras cocina, y aun mientras se ducha.

Pero no se trata de cantar canciones; sino de Alabar. El salmista escribió y dijo “dirijo al Rey mi canto” y siguió expresando con sus labios la gracia que se había derramado sobre dicho Rey ¡aleluya! Salmos 45.

Cuando leemos este Salmo encontramos porciones proféticas; reveladas por el mismo Espíritu de Dios en el corazón de aquel que se ha dispuesto a exaltar al Rey. Por ejemplo cuando el salmista dice esto: Salmo 45:3-4 “Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente, Con tu gloria y con tu majestad. 4_ En tu gloria sé prosperado; Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia”

Es lo que el apóstol Juan vio y escribió como testimonio para todas las naciones en el libro del Apocalipsis como se puede leer en el capitulo 16.

Así que la Alabanza es la Palabra escrita en el corazón del que la canta y es para exaltación del Rey ¡Aleluya!

Alabanza es toda aquella acción que tiende a glorificar, ensalzar y bendecir el nombre y la persona de Dios, en especial con himnos y canticos espirituales.

Ensalzar es “engrandecer, elevar a grado o dignidad superior” a algo o a alguien. Es decir, que cuando una persona dice que alaba a Dios o a su Hijo Jesucristo, lo que está haciendo es darle en su vida, en su corazón en su ser la dignidad que se merece. Lo está poniendo o al menos así debería ser por encima de todo y todos.

Los ministros; siervos fieles a Jehová no permitieron que nada interfiriese con su adoración y alabanza al Señor. Por ejemplo Daniel no permitió que se le impidiese adorar, alabar a Dios a pesar que de que había un edicto de muerte a quien lo hiciese; ya que serían arrojados a un foso con leones. Daniel 6:10 “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.”

Nuestro Señor Jesucristo puso el ejemplo superlativo de otorgar la alabanza a Jehová al no hacer nada de su propia iniciativa. Toda la vida del Hijo de Dios y su ministerio, lo que incluye sus milagros, resultaron en alabanza a su Padre. Lucas 10:21 “En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.”

Y en Juan 14:10 “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.”

Nuestro Salmo de inicio, nos enseña que al vincular la alabanza con el juicio a los enemigos del Señor encierra un gran poder. El apóstol Pablo escribió diciendo que las armas de nuestra milicia no son carnales sino espirituales poderosas en Dios para destruir fortalezas. 2 Corintios 10:4 “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”

La primera fortaleza que hay que derribar es la del propio corazón. Esa fortaleza puede llamarse, soberbia, altivez, vanidad o vanagloria, incredulidad.

Todas estas fortalezas tienen su propio argumento para no rendirse ante el Señor; aunque se tenga conocimiento de Él. 2 Corintios 10:5 “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”

Así que la alabanza es para derribar argumentos carnales de lo que es y representa Dios; por eso para que sea de poder debe ir muy unida en acuerdo a las Escrituras.

 El rey David escribió: Salmo 22:3 “Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.” Esta expresión “Tú que habitas entre las alabanzas” literalmente quiere decir que Dios está sentado, que su trono está en las alabanzas que el pueblo le rinde ¡Gloria a Dios! Salmo 22:3 [PDT] “Sin embargo, tú eres santo. Tú estás sentado como rey y tu trono son las alabanzas que te rinde Israel.”

¡imagínese esto! Cuando usted alaba a Dios está poniendo en sus manos el enfrentar a sus enemigos espirituales; que pretender acallar, aplacar su voz ¡Aleluya!

En el verso 6 Salmo 149, que dice así: “Exalten a Dios con sus gargantas, Y espadas de dos filos en sus manos” en este contexto puede que haga alusión a la costumbre de enviar cantores y levitas a la batalla junto con el rey y los militantes de su ejercito. 2 Crónicas 20:21-22 “Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. 22_ Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros.”

En el NT, esas espadas de doble filo hacen referencia a la Palabra de Dios. De ahí que el apóstol Pablo le dijera esto: Hebreos 4:12 “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Hoy debe haber una conciencia de que las batallas o luchas son espirituales y no carnales por lo tanto esas batallas son para derribar fortalezas en la conciencia y pensamientos humanos. Efesios 6:12 [PDT] “Nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra gobernantes, contra autoridades, contra poderes de este mundo oscuro y contra fuerzas espirituales malignas del cielo.”

La fuerza humana con el desconocimiento del Poder de la Palabra de Dios nunca ganará batallas espirituales; por mucho que cante todo el día; a su parecer alabanzas al Creador.

Esos enemigos del hombre — mujeres, niños, ancianos, jóvenes, etc. — pueden ser derrotados invocando el poder del Nombre de Dios y de su Hijo Jesucristo por medio de la enseñanza de la Palabra y la alabanza desde el interior de cada uno de ellos ¡Gloria a Dios!

Hebreos 13:15-16 [NTV] “Por lo tanto, por medio de Jesús, ofrezcamos un sacrificio continuo de alabanza a Dios, mediante el cual proclamamos nuestra lealtad a su nombre. 16_ Y no se olviden de hacer el bien ni de compartir lo que tienen con quienes pasan necesidad. Estos son los sacrificios que le agradan a Dios.”

El auto alabarse o aludirse a uno mismo siempre derivará en altivez, soberbia y orgullo; y no resultará ni en bendición ni prosperidad para el que lo hace. La Biblia dice que es mejor recibir la adulación de terceros que son imparciales y no de personas que buscan algún beneficio al hacerlo. Proverbios 27:2 “Alábete el extraño, y no tu propia boca; El ajeno, y no los labios tuyos.” Y en el versículo 21, leemos: El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro,  Y al hombre la boca del que lo alaba.”

En este ultimo versículo lo que enseña la Palabra es que cuando una persona es alabada en algo o por algo, de su corazón saldrá de inmediato la alabanza al Dios de los cielos; porque entiende que no es a él esa gloria sino al Señor. Es decir en esa persona se manifiesta su verdadera naturaleza, así como el crisol prueba la plata y el horno al oro. Salmos 115:1 [NTV] “No a nosotros, oh SEÑOR, no a nosotros sino a tu nombre le corresponde toda la gloria, por tu amor inagotable y tu fidelidad.”

Y esto es así porque se ha derribado la fortaleza del orgullo y la altivez y esa persona puede decir libremente: Salmo 100:1-5 “Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. 2_ Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. 3_ Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. 4_ Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. 5_ Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones.”

Así que recapitulando la alabanza a Dios encierra primeramente conocimiento de Él, de su poder, de su gracia y todo esto produce ¡Agradecimiento!

Oración:

Amado padre Celestial, te doy las gracias por el privilegio de poder elevar a ti una alabanza por medio de tu Hijo Jesucristo. Ahora sé que tu no sólo habitas en la alabanza sino que también es tu trono donde te sientas como Rey Creador. Gracias a este entendimiento que me has dado de ti mismo por medio del Espíritu Santo se que cuando te alabo de todo mi corazón y con entendimiento, toda fuerza de maldad, toda opresión, todo yugo de iniquidad se rompe y deja de ser en mi vida y en mi entorno. Por medio de mi alabanza elevada a ti se rompe los yugos generacionales de enfermedades, dolencias, ruina, esterilidad y muerte, porque te alabo desde el lugar donde me has puesto y es en Cristo Jesús mi Señor y Salvador. Amén y amén.

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