Salmos 107:14 “Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, Y rompió sus prisiones.”
Habíamos estado estudiando anteriormente en este mismo Salmo el versículo 20 que dice así: “Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina.”
Donde la palabra “sanó o sanar”, en hebreo es ‘râphâh’ de ahí que se diga “Jehová rapha — que significa — Jehová es mi Sanador” que significa también “vigorizante, vigorizar — arreglar, cuidar, curación, curar, médico, restaurar, sanador, sanar, sanear, sanidad, sano.”
Y eso es lo que hace la Palabra de Dios en la vida de aquellos que la reciben con agrado, con mansedumbre. No solamente te da salvación sino que dice te libra de tu “ruina”.
Esto es equivalente a lo que se dijo de la mujer del flujo de sangre. Marcos 5:25-26 “Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, 26_ y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor.”
Dice que se acercó a Jesús; quien es “La Palabra hecha carne” y fue sanada en esa misma hora ¡Aleluya! Esto es lo que hace la Palabra de Dios en su vida; te libra de todo tipo de enfermedades, dolencias y malestares; tiene capacidad curativa.
Y qué decir de la mujer sirofenicia que tenía a su hija enferma. Mateo 15:28 “Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.”
Pero esto es en cuanto a la sanidad del cuerpo. Pero la Palabra de Dios primeramente sana tu alma, tu espíritu porque para Dios importa más lo eterno que lo temporal.
Es por ello que en nuestro versículo de inicio leíamos: Salmos 107:14 “Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, Y rompió sus prisiones.” Esto es sanidad espiritual que llega a la persona que clama a Dios por ayuda como también dice el versículo 13 de este mismo Salmo — Salmo 107:13 “Luego que clamaron a Jehová en su angustia, Los libró de sus aflicciones”
En cuanto a esto el apóstol Pablo escribió lo siguiente: Colosenses 1:13 “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”. Así que ya no hay más sombra de muerte, ni prisiones ni aflicciones, ni angustia que puedan prevalecer contra usted; porque hay uno que en su Reino; al que hemos sido trasladados nos escucha y defiende ¡Gloria a Dios!
Una de las traducciones de ‘râphâh’, era “médico”. El médico es quien te receta las medicinas. Es por ello que Pablo encomienda a la iglesia a la Palabra de Dios. Hechos 20:32 “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.”
Declaración de Confianza:
Amado Padre Celestial, te doy gracias por el Poder de tu Palabra y el entendimiento que me has dado de ella por la ministración del Espíritu Santo por ella entiendo que no hay nada que me pueda dañar ni aprisionar porque tu ya rompiste toda prisión para que nunca más vuelva allí. Tu eres mi médico por excelencia y tu Palabra es mi medicina por eso puedo caminar en salud y prosperidad todos los días en el Poderoso nombre de Jesús. Amén y amén.